El yacimiento de Tenadas de Costalomo fue el primer lugar en que se citan huellas de dinosaurios en la provincia de Burgos y ha sido objeto de diversas publicaciones científicas.
Hay una característica que hace realmente especial a Costalomo y es el modo en cómo se han conservado las huellas. No están hundidas en la roca sino que sobresalen del estrato como relieves redondeados. Imaginemos un dinosaurio a la orilla de un río pisando sobre barro muy blando y plástico, y bajo éste, una capa de arenas. El animal hunde su pie en el fango, llegando a contactar con las arenas inferiores. Debido a la textura del barro el dinosaurio no ‘rompe’ su huella al sacar el pie, sino que lo retira hacía atrás dejando su molde en el barro. Tras esto nuevas arenas cubren el fango rellenando las huellas. Las arenas, una vez consoliden, llegarán a soldarse con la capa de arenas inferiores, que sujetarán la huella.
Millones de años después la erosión hace aflorar las primeras huellas en Costalomo, que actualmente no tienen paralelismos conocidos en ninguna otra parte del mundo.