Salud y longevidad. Al preguntarle a Bernarda por su secreto dice que no tiene, sin embargo reconoce que cuida mucho su alimentación y apenas prueba las grasas y otros alimentos. “Lleva 50 años cenando sopa de pan o verduras y pescado blanco. También come manzana todos los días. Se cuida mucho”, comenta Lucía, su hija. Tiene cuatro hijos, tres varones y una chica; añora a dos de ellos que fallecieron: “es algo que me pone triste”. Bernarda se prepara para las próximas elecciones municipales, pues nunca ha dejado de ejercer su derecho al voto, desde que lo tiene. También mantiene vivas tradiciones más antiguas para ella, como la elaboración de embutido y otras piezas de la matanza del cerdo. Las plantas y la ‘brisca’ son sus diversiones actuales. Cada tarde, bien elegante, como siempre ha sido, acude con las amigas a ‘echar la partida’.
Cien años dan para muchos recuerdos y Bernarda lo sabe. Su utilizada experiencia le hace elegir una dura anécdota, de la Guerra Civil española, cuando la maestra de Espejón quiso que se quedara con una de sus hijas para salvarla de la pobreza. “Los hijos deberían ser más agradecidos con sus padres cuando envejecen. Los mayores nos volvemos como niños y sólo queremos el cariño de todos”, concluye.
CARIÑO Y RESPETO A NUESTROS MAYORES “Los hijos deberían ser más agradecidos con los padres cuando éstos envejecen. Las personas, cuando nos hacemos mayores, nos volvemos como niños y solo queremos cariño de todos”
Cien años de dichos y refranes perduran en la memoria de bernarda
Uno de los nietos de Bernarda Gallego se lo repite mucho, “me dice que tengo que escribir mis memorias y le gusta que le diga refranes y dichos”, explica al referirse a su nieto Fernando, que la visita con sus amigos y escuchan complacidos todos los dichos que Bernarda quiera regalarles. Hacerla elegir entre uno de todos los refranes es difícil, pero si tiene que elegir alguno para el momento actual, Bernarda dice: “cuando uno habla, el otro se calla, porque dos no riñen si uno no quiere”, lanza en alusión a los conflictos, tan habituales en la actualidad. Pero al final “cada cual vive a su manera y nada podemos decirles”. Sabia y respetuosa, Bernarda cumple 100 años entre el cariño de familiares y vecinos.