El cementerio de Sad Hill, lugar donde se filmó la escena cumbre de El bueno, el feo y el malo, acoge este domingo la proyección del film, que se rodó en escenarios del Valle del Arlanza en 1966
Más de cien vecinos de la localidad salense participaron como extras en la película de Leone.
Muchos son los habitantes de la localidad salense que pueden afirmar que actuaron bajo el mando del director italiano Sergio Leone en la película El bueno, el feo y el malo, hace ya 45 años. Y es que, ese verano de 1966, más de un centenar de vecinos de Salas de los Infantes y de otros municipios aledaños, dieron vida a soldados, prisioneros y judíos que fueron protagonistas y víctimas de la Guerra de Secesión americana, y que junto a Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleff, hicieron de este largometraje uno de los mayores clásicos western de la historia cinematográfica.
Con motivo del 45 aniversario del rodaje de esta película, la localidad vuelve a reunir este domingo a todos sus vecinos, que orgullosos de haber contribuido de una u otra forma en la realización de la misma, rememoran esta gran obra de Leone. Los actos comenzarán con una proyección de audiovisuales sobre el film y posteriormente se emprenderá una excursión hacia el set de rodaje del cementerio de Sad Hill, lugar donde se rodó la escena cumbre de la película y donde se encontraban escondidos los 200.000 dólares de oro de los que el bueno, el feo y el malo querían apoderarse. Este cementerio, situado entre las localidades de Contreras y Santo Domingo de Silos, volverá a ser testigo de las escenas y diálogos que 45 años atrás se representaban en estos parajes gracias a la proyección de la película en una pantalla gigante.
La elección de esta zona burgalesa como una de las localizaciones más importantes del film no es casual. Antes de El bueno, el feo y el malo, las montañas y las rocas calizas que colman esta comarca burgalesa, ya habían sido protagonistas de otra película, El valle de las Espadas, de Xavier Setó. La belleza de estos parajes y su gran parecido con los paisajes de Nuevo México fueron motivo suficiente para que el director de producción de dicha película recomendara este emplazamiento para rodar ciertas escenas del western dirigido por Leone.
Sobre el terreno apenas se distingue nada, pero si tomamos un poco de altura por la pista que se dirige a Santo Domingo de Silos aún se pueden apreciar los círculos concéntricos formados por las 6.000 tumbas que dieron forma al cementerio de Sad Hill. Situado a los pies de la peña de Carazo, en el curso medio del río Arlanza, este cementerio cinematográfico fue testigo del duelo final entre los tres pistoleros que, hasta entonces, se necesitaban el uno al otro para encontrar el tesoro, pero que ahora, una vez encontrada la necrópolis, se disputan los 200.000 dólares enterrados en una de las tumbas.
Otras secuencias
Sin embargo, este no es el único lugar donde se ruedan escenas de la película. El monasterio de San Pedro de Arlanza, situado en el municipio burgalés de Hortigüela, fue el lugar idóneo para situar un hospital militar de religiosos donde ‘Tuco’ (Eli Wallach) lleva a curar las heridas a ‘el Rubio’ (Clint Eastwood).
En un altozano cercano a la localidad de Carazo, también se construyó un campo de concentración en el que los prisioneros de la Guerra de Secesión son torturados y ejecutados. Actualmente, aún quedan restos de los fosos y el paisaje que rodeaba el campo de concentración se conserva igual que en la película.
Otra escena muy importante de la película es la batalla del puente de Langston, que se rodó en las proximidades de Hortigüela, no muy lejos del monasterio de San Pedro, a orillas del río Arlanza. Para poder hacer realidad esta secuencia, en la que ‘Tuco’ y ‘El Rubio’ llegan a un puente donde nordistas y confederados se disputan una cruenta batalla, el director tuvo que levantar un puente de más de 100 metros de largo, bajo el cual se construyó una presa de agua para que el río Arlanza, con un caudal muy escaso en verano, pareciese mucho más caudaloso. Hoy, se conservan algunos cimientos del puente y una serie de trincheras repartidas por la ladera.