La primera planta es el corazón del juzgado, donde se desarrolla la mayor parte de la actividad en el día a día. En esta altura trabajan siete funcionarios y en ella se encuentra el despacho de la jueza, el despacho del secretario judicial, la sección penal, donde trabajan tres personas, y la sección civil, en la que trabajan dos.
Esta planta cuenta con dos peculiaridades significativas, la primera de ellas es que a pesar de que es la altura donde trabajan los funcionarios no cuenta con aseos, por lo que deben de bajar o subir de piso para poder utilizarlos. Algo que choca teniendo en cuenta que ni en la planta baja ni en la segunda se realiza la misma actividad que en esta primera. Otra deficiencia es que no cuenta con una zona de espera para las personas que vayan a estas dependencias a realizar trámites, algo que han subsanado los funcionarios colocando entre las salas de civil y penal dos sillas de los anteriores juzgados, ya que los usuarios se sentaban en la escalera mientras esperaban.
La segunda planta, con menos metros cuadrados que las anteriores, cuenta con un despacho para el fiscal, que viene desde Burgos el primer y tercer lunes de cada mes, cuando hay juicios de faltas, y otra sala destinada a procuradores y abogados y que todavía se encuentra vacía a la espera de que los colegios coloquen mobiliario. Esta altura también cuenta con una sala de declaraciones y otra sala que está disponible y que todavía no tiene un uso determinado. Por último, el edificio cuenta con una cuarta planta, la más pequeña de todas, ya que es como si la estructura fuera haciendo forma de escalera por la fachada posterior. En ella hay una amplia terraza, donde hay colocados diferentes aparatos, y una sala disponible de similares dimensiones a la de la planta anterior.
La llegada a este nuevo edificio, además de una mayor amplitud y luminosidad, también ha supuesto el estreno de todo el mobiliario y de diferentes aparatos como ordenadores (aunque algunos de ellos se han mantenido) fotocopiadores y teléfonos, que están conectados a una red corporativa del ministerio.
IMPRESIÓN GENERAL BUENA. Tras largos años de espera para poder utilizar este nuevo edificio, los funcionarios se muestran encantados. «La impresión general es buena y estamos felices de estar aquí, porque trabajar en el otro lado era agobiante, pero sí es cierto que hay detalles que no están bien. Al margen del ascensor y la sala de espera, faltan por ejemplo persianas o algún elemento que impida que entre el sol directamente, ya que refleja en la pantalla del ordenador y no se ve», cuenta una funcionaria, que afirma que estos ya se han solicitado. Algo que también se solicitará con el tiempo, como explicó el secretario judicial, Javier Ortega, es un refuerzo para los cristales de la puerta y de las ventanas de la fachada, ya que no presentan mucha resistencia.
Otras de las funcionarias coinciden en la idea de que no se ha tenido en cuenta el lugar en el que iba a estar el edificio cuando se diseñó. «Parece más para Sevilla que para Burgos. No nos quejamos de vicio sino de la falta de previsión, lo que queremos es poder atender a la gente en las mejores condiciones», comentan. Y es que en la sección penal hay unas escaleras por las que se desciende directamente a la sala de vistas y que están cubiertas sólo por una techumbre que no aísla, por lo que hará que suba mucho calor en verano y frío en invierno. «Otra cosa que no nos parece bien es que no se haya hecho una puerta sólo para detenidos y que tengan que entrar por la principal», comentan las funcionarias, que recuerdan que también faltan por colocar las banderas y los rótulos.