Dionisio falleció en 1995, aunque la herencia no fue repartida hasta el 2007, un año después de la muerte de su esposa. El importe entregado ascendió a la importante cantidad de 267.000 euros.
Dionisio nació en Jaramillo de la Fuente en el año 1904 y aunque pasó los primeros años de su infancia en su pueblo natal muy pronto decidió probar suerte e irse a vivir a Madrid. Allí trabajó en varias tiendas de alimentación y con la experiencia que adquirió compró algunos locales para crear su propio negocio.
La ciudad le trajo fortuna en todos los sentidos. Allí conoció a Lorenza del Amo Guerrero, madrileña de nacimiento y con la que contrajo matrimonio. El deseo de formar una familia les llevó a adoptar una niña poco después. Juntos pusieron en marcha varios negocios de pastelería. El trabajo duro, la austeridad y la voluntad rigieron la vida de este emprendedor matrimonio, que poco a poco fue aumentado el número de tiendas y por lo tanto vio también incrementarse su patrimonio. El profundo sentimiento religioso que ambos profesaban se vio reflejado en su colaboración con las parroquias de los distintos barrios en que residieron, y a participar activamente en cualquier actividad que se organizara.
La tierra marca, eso está claro, y Dionisio nunca se olvidó de la suya. Siempre aprovechó la oportunidad de visitarla y disfrutar de su paisaje y de sus gentes. Sus más allegados aseguran que en sus palabras se podía descubrir fácilmente la nostalgia por el pueblo que le vio nacer. El broche final a este sentimiento y a su gran generosidad lo puso el legado que quiso dejar a los suyos. El Patronato de Santa María la Mayor de Salas fue la opción elegida, ya que en él se cuida y atiende a los ancianos de toda la comarca.
Como muestra de gratitud a sus benefactores, el Patronato descubrió ayer a las doce de la mañana una placa con sus nombres grabados en la que se deja constancia del gran acto solidario llevado a cabo por este matrimonio. «Nunca es tarde para rendir un merecido tributo a quien se lo merece», afirma José Paniego, albacea administrativo y amigo de la pareja. En su opinión, «es importante resaltar y dar a conocer las enormes virtudes que estos ciudadanos tenían y de las que hicieron gala».
El acto de naturaleza íntima y emotiva contó con la presencia de Fernando Castaño, alcalde de Salas, de Eva Marcos Martín, directora de la residencia, y de todos los miembros del Patronato. Marcos Martín manifestó su alegría ante la inesperada herencia recibida. «Fue una grata sorpresa que nos ha ayudado a mejorar nuestras instalaciones y la calidad de vida de nuestros cuarenta y ocho residentes», asegura Marcos.
La construcción de un ascensor montacamillas adosado al edificio ha sido hasta el momento la obra más importante llevada a cabo gracias a la cuantiosa donación. «No hubiéramos podido hacerlo de no ser por esta generosa ayuda a la que siempre estaremos agradecidos», asegura Martín.