Castilla y León es posiblemente la comunidad autónoma española que más y mejores yacimientos, paleontológicos, posee dentro de sus tierras.
Los yacimientos paleontológicos descubiertos abarcan todas las eras geológicas, desde los más antiguos de la Era Paleozoica con excelentes ejemplos en León, la montaña palentina y la Sierra de la Demanda burgalesa hasta los mundialmente reconocidos yacimientos antropológicos de la Sierra de Atapuerca.
Con menor difusión general, pero no por ello de menor importancia, son los yacimientos de restos de dinosaurios descubiertos en la comunidad, estando algunos entre los más destacados de la Península Ibérica e incluso del continente europeo.
Los enclaves castellanoleoneses que preservan restos de dinosaurios se concentran en tres provincias: Burgos, Soria y Segovia. En esta última los hallazgos son muy escasos, únicamente una pequeña placa ósea es atribuible con certeza a un dinosaurio denominado Saltasaurus.
Soria destaca por un buen número de lugares donde se han localizado huellas de estos animales prehistóricos y que se denominan con el nombre de la Ruta de las Icnitas, así como algunos restos óseos aislados interesantes pero insuficientemente estudiados.
En Burgos es donde se concentra la mayor parte de la riqueza paleontológica de dinosaurios de toda la comunidad. Se conocen yacimientos en el Condado de Treviño y restos aislados en Villadiego. Pero la zona con una mayor densidad de descubrimientos paleontológicos y donde tienen mayor importancia científica es el sureste burgalés, que administrativamente se corresponde con la comarca de Salas de los Infantes.